Lo orgánico vende, hasta en el aprendizaje
Estoy en el Congreso TECH 2017 organizado por el Centro Mahatma Gandhi de la Unesco sobre la Educación para la Paz y el Desarrollo Sostenible (MGIEP). Además de encontrarme con mi colega Tao Zhang, Director del Instituto de la información y la comunicación para la educación de la Unesco en Moscú (IITE) del que UNIR es representante asociado para Latinoamérica y el el sur de Europa, en sustitución de Alexander Khoroshilov. He podido asistir a varias conferencias, ponencias, talleres y pósteres virtuales (presentación de una docena de Powerpoints en televisiones colgadas). Este tipo de esquema de conferencia representa tema curioso que abordaré en otro post: minimalista sobre recursos (todo se envía a través de una App, sin pendrives, programas impresos ni nada de lo tradicional) pero con las mismas cuotas que si lo entregaran.
Ahora comentaré otro punto más crucial. Este congreso podría estar orientado a tecnología y educación por su definición básica (este año se dedica más a digital pedagogies). Pero me he encontrado con mucha educación, mucha utilización de software y poco desarrollo tecnológico. Es una tendencia cada vez mayor a nivel mundial la popularización del uso de software dentro del plan de clase, del programa curricular, del curso o incluso de actividades individuales. Pero aquí la semántica es importante. No es lo mismo tecnología educativa que la utilización de tecnología para fines educativos. Mientras que una busca solucionar o mejorar una situación educativa mediante el desarrollo en profundidad de tecnología que la soporte, otra utiliza herramientas existentes en forma de aplicaciones para integrarlas dentro de clase. Las dos son necesarias, las dos son bienvenidas, pero existe una diferencia de fundamento importante, y no digamos de aplicación. Poniendo el ejemplo de un coche, yo mismo como usuario podría utilizar una herramienta mejor o peor para conducir; un conductor profesional se permitirá criticar, diseñar, implementar, probar, y tantas otras actividades sobre el carruaje, el motor, e incluso los materiales. Al final, los dos conduciremos un coche. Al final, los dos pondremos en la misma frase conductor y coche. Pero el enfoque resulta radicalmente distinto y, si bienvenidos los dos, no debemos confundir los términos.
Tomo ahora un ejemplo del propio congreso. Un colega con el que no he tenido el gusto de trabajar todavía ha presentado el concepto de “aprendizaje orgánico”. Nada que ver con los vídeos con coches de colores para críos. La verdad es que me ha dejado un poco atónito, porque yo defiendo el concepto de #aprendizajetransgénico, y he pensado que podríamos llegar a discutir. Ya sabemos lo bien que se lleva lo orgánico con lo transgénico. En este mundo binario desde luego que son la pareja perfecta. Al final, se ha quedado en polvorosa, porque en realidad el ponente lo que explicaba era como hacer gráficos asociativos no dirigidos con la posibilidad de integrar recursos multimedia. Es decir, como cualquier mapa actual, tipo MindMapper o similar. Utilizaba un concepto llamativo, orgánico, para aplicar una metodología, según él revolucionaria, que nada tenía que ver con la definición de la palabra empleada. Por lo visto, cuatro o cinco personas en el equipo, incluidos pedagogos, psicólogos, educadores, a lo largo de cuatro años. Y todo, para sacar algo que seguro que resulta fantástico pero que no deja de ser la utilización de una herramienta que ya existe desde hace 20 años, con los enlaces que ya existen desde hace un tiempo similar.
“Pero aquí la semántica es importante. No es lo mismo tecnología educativa que la utilización de tecnología para fines educativos”
Es un ejemplo claro de uso de una herramienta para un fin educativo. Hasta aquí, si el congreso fuese de educación per se, no habría objeción. Incluso si hubiéramos hablado de la aplicación tecnológica de la herramienta diseñada por otros tampoco habría objeción. Pero el ponente no únicamente ha colado una presentación donde título y significado no cuadran, sino que además ha incluido la expresión inteligencia artificial dentro del título de su ponencia. Y esto ya supone un gran descoloque, que se viene repitiendo con demasiada asiduidad en congresos orientados a aceptar ponencias y registros por cientos, con tópicos generalistas y un cierto cruce de objetivos, perfiles e intereses. Fonseca tiene su parte, sin duda, y seguro que es un profesional excelente, pero la organización repite un patrón que sufrimos con mucha frecuencia.
Todo tiene cabida, todo tiene uso, pero mezclar churras con merinas sólo lleva a despistar al educador, a explotar al financiador, a mal utilizar fondos de A para B, y a alimentar unas esperanzas con el combustible equivocado. Es como mezclar cocinero y chef, montañero y excursionista, conductor y piloto, cinéfilo y consumidor de estrenos, jazz y sevillanas. Todo tiene cabida, todo tiene su momento, pero igual de raro sería ir a bailar salsa y que sonara Mozart como ir a la filarmónica y que tocaran rap. Siendo todo legítimo, equivocar el sitio, la función, los espectadores, los actores, el objetivo y, en general el escenario, supone una pérdida de impacto y, generalmente, de tiempo y energía para el participante, en cualquiera de sus funciones.
Daniel Burgos
Congreso UNESCO MGIEP TECH 2017
Visakhapatnam, Andhra Pradesh, India
December 17th, 2017
Para más información:
El TECH, organizado por UNESCO MGIEP, celebrado en Novotel Varun Beach, Visakhapatnam del 16 al 18 de diciembre de 2017, estuvo centrado en pedagogías digitales para construir sociedades pacíficas y sostenibles. A la conferencia asistieron más de 1700 participantes de más de 75 países y tomaron parte en un comprometido debate sobre el futuro de la educación, métodos innovativos y el uso de la tecnología en la enseñanza.
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